#8M: La mujer, su lucha y el feminismo - Brenda Reymundo
En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Código Plural conversó con mujeres de Campana. Mujeres que son plenamente conscientes del momento histórico actual, y que se han ganado con lucha, compromiso social y militancia un lugar de referencia en el movimiento feminista local. Primero hablamos con Pome [ver más], y ahora, en este #8M, es el turno de otra gran referente: Brenda Reymundo.
Brenda Reymundo es otra gran mujer que Código Plural eligió para entrevistar en este #8M. Es docente, reconocida militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) local, y una activa luchadora por los derechos de la mujer. A pesar de su corta edad, en Campana es una referencia obligada dentro de las esferas tanto del socialismo trotskista como del feminismo.
En la actualidad hay muchas formas de concebir y de vivir el feminismo, y los desacuerdos sobre sus objetivos y alcances están a la orden del día. Vos, personalmente, ¿qué entendés por feminismo?
Nadie puede dudar de que el movimiento de mujeres se ha convertido en un protagonista en el mundo. Miles y miles de mujeres se disponen a pelear contra muchas de las expresiones de la opresión patriarcal y lo hacen con todo tipo de perspectivas, puntos de vista, bajo diversas políticas, etc.
Nosotras, las feministas socialistas, somos parte de este enorme movimiento en todo el mundo: Pan y Rosas está presente en países como Bolivia, Perú, Chile, Brasil, Uruguay, México, Venezuela, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y el Estado Español. En cada uno de estos lugares del mundo, enfrentamos la opresión patriarcal, y lo hacemos con la fuerte convicción de que para pelear por una definitiva emancipación las mujeres tenemos que aliarnos a los sectores más oprimidos y explotados de la sociedad, superar las divisiones y prejuicios que instalan las clases dominantes entre nosotrxs, y proponernos terminar con la explotación de millones en el mundo. No lograremos terminar con la violencia, múltiples agravios, discriminación y opresión hacia las mujeres y la diversidad sexual si no unimos nuestras demandas a toda la clase trabajadora. Desde esa perspectiva somos parte de cada una de las luchas por nuestros
derechos.
¿Se puede militar feminismo por fuera de la política partidaria? ¿qué opinás de la inclusión de premisas políticas en las reivindicaciones feministas, como el pago o no pago al FMI, que parece ser una cuestión que actualmente divide al colectivo feminista?
Creo que luego de la negativa a la ley del aborto legal, las miles que rodearon el congreso, dijeron: “tenemos que ir por mas” y sólo en semanas, la campaña por la Separación de la Iglesia del Estado inundaba cada casa, escuela y lugar de trabajo. Esto se explica porque “la revolución de las hijas” llegó para quedarse. Pero también lo que llegó es el ajuste de Macri y un enorme saqueo nacional por orden del FMI: despidos de cientos de miles, tarifazos, inflación, recortes en educación y salud publica. En esto, las mujeres son las más perjudicadas: somos el 70 % de la población con menores ingresos. Avanza la crisis y la desocupación crece con más fuerza entre las más jóvenes hasta los 29 años. Entonces ¿Hay perspectiva de que la vida de las mujeres mejore si se profundiza la injerencia del FMI en nuestro país? Contundentemente, no. Por eso, bienvenido el debate en el movimiento de mujeres. Y esto está ligado a la política, aunque muchxs quieran ocultarlo en nombre de “la lucha feminista”.
Es un hecho que todos estos recortes y ajustes también fueron posibles gracias a la tregua de las conducciones sindicales de la CGT y CTA, a las que sólo les importa llegar al año electoral y no derrotar este ajuste. Nos cansamos de ver cómo desde el oficialismo y la oposición se sacaban fotos con los carteles de “Ni una menos”, y mientras que los femicidios aumentan ¡votaron reducir en un 55% el presupuesto para el Plan de prevención y erradicación de la violencia! Por otro lado .. podemos mezclar los pañuelos verdes y celestes, como sugirió Cristina Fernández de Kirchner? No, porque en nombre de “salvar las dos vidas” se obliga a niñas violadas de 16 años a parir por cesárea, violando el protocolo de Interrupción Legal del Embarazo. Nosotras no nos resignamos, y salimos a pelear con la fuerza de la marea verde. Por eso, este enorme movimiento de mujeres, tiene que ser democrático y construido desde abajo, con plena independencia de todos los partidos que responden a los intereses de la Iglesia como macristas, radicales y todo el peronismo clerical en las provincias.
Nuestra unidad es con las mujeres que salen en defensa de los puestos de trabajo, cómo la Comisión de Mujeres de Madygraf, de FATE, Coca Cola, las docentes, las trabajadoras domésticas de Nordelta y las metalúrgicas de SIAM, que recibieron fuertes demostraciones de solidaridad en cada asamblea del colectivo feminista. Sí hiciéramos como ellas, podrían existir comisiones de mujeres realmente fuertes en todos lados.
¿Sentís que se avanza en materia de igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres? En qué cosas se han logrado avances y en qué cosas aun se está en deuda?
Si las mujeres vuelven a las calles, es porque si bien se han conquistado derechos gracias a la lucha, esas conquistas contrastan con una violencia que aumenta y con condiciones de vida que empeoran producto de la explotación (sólo en lo que va del año más de 45 mujeres fueron victimas de femicidios). Quienes nos reivindicamos feministas socialistas creemos que la historia nos demuestra que la conquista de derechos no es “lineal, gradual o evolutiva”, sino que está ligada a la lucha de clases, con avances y retrocesos. Hoy las mujeres si bien conquistamos derechos, engrosamos las filas de esa enorme masa de trabajadores que viven con lo justo, caen en la pobreza, sufren la precarizacioón laboral o mueren por abortos clandestinos. En el hogar, el trabajo domestico recae sobre las mujeres (este aspecto el capitalismo no lo puede resolver, porque saca provecho de que las tareas del hogar sean realizadas gratuitamente por mujeres), son horas y horas de limpieza, cocina, cuidado de niñes, que no es pago ni reconocido por el Estado y los empresarios. Por eso, necesitamos organizarnos fuertemente para cambiarlo todo: una sociedad donde las tareas del hogar no recaigan individualmente en las mujeres y las tareas domesticas sean socializadas a través de juegotecas, jardines monoparentales, lavanderías, comedores, etc.
¿Qué opinás de la postura feminista denominada ''TERF'', que se caracteriza por rechazar y excluir a las mujeres trans de espacios feministas?
En mi primer Encuentro Nacional de Mujeres junto a Pan y Rosas, recuerdo que una de las grandes peleas fue que se permitiera la participación del colectivo trans en ese espacio, para debatir como fortalecer la organización de las compañeres trans frente a la persecución y criminalización que sufre toda la diversidad sexual, por la exigencia por más trabajo y por la implementación efectiva del cupo laboral trans. El movimiento de mujeres no puede darle la espalda a los sectores más oprimidos: ellxs son nuestrxs aliadxs. Hace pocas semanas, Pan y Rosas llevó la propuesta a las reuniones que organizan el próximo Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) en La Plata, de cambiar su nombre, para incluir a todxs los sectores oprimidos por este sistema capitalista y patriarcal: a las distintas disidencias de género y trans, como así también a las comunidades indígenas y negras.
Cuál es, según tu criterio, el rol del hombre en el feminismo? ¿Debe participar, porque la lucha es ''de clases'' y no ''de género'', o debe mantenerse lejos, porque la iniciativa es femenina y sólo femenina?
Desde Pan y Rosas, creemos que no lograremos ninguna transformación real si sólo hacemos paro de mujeres. No luchamos contra los varones como individuos, sino contra la clase social que se beneficia a diario acá y en el mundo, de que las mujeres seamos oprimidas. Por eso, en este paro internacional de mujeres, si nuestros compañeros varones paralizan la producción, cada escuela, cada servicio, nuestros reclamos se van a escuchar con más fuerza. Creemos que los hombres y las mujeres de la clase trabajadora (aquellxs que producen toda la riqueza social) son quienes pueden terminar de raíz con un sistema donde las opresiones y la explotación se recrudecen si priman las divisiones entre los de abajo. Por eso, las socialistas peleamos por transformar radicalmente esta sociedad en la que vivimos, para avanzar en la construcción de un nuevo sistema social donde el patriarcado, la explotación, sean cosas del pasado.
¿El patriarcado se va a caer por la vía institucional/democrática, es decir, a través de las urnas? ¿O requiere de intervenciones más directas, violentas y sin intermediación política?
Hoy basta con prender la TV y reconocer el rostro de una mujer latina enfrentando las políticas racistas del imperialista Trump, o ver el rostro de una mujer detrás de un “Gillet Jaune”, los chalecos amarillos que siguen en las calles contra el ajuste de Emmanuel Macron en Francia. En la Argentina, la marea verde puso sobre la mesa un reclamo histórico y elemental, que mostró la verdadera cara de un Congreso Nacional que tiene profundos lazos con las cúpulas de la Iglesia Católica y Evangélica. Sabemos que la lucha en las calles puede lograr arrancar el derecho al aborto y otros tantos y elementales: pero la lucha por estos derechos la tenemos que poner en función de fortalecer la lucha por terminar con la alianza entre el patriarcado y el capitalismo. Hoy las mujeres estamos (como nunca antes en la historia) integradas al mundo laboral: ahí, los empresarios utilizan nuestra mano de obra barata, para presionar los salarios de los hombres, a la baja. Así buscan dividirnos, pero esta enorme feminización del trabajo, también puede inclinar la balanza y enfrentar todos los planes de ajuste y austeridad que denigran nuestra calidad de vida. Siempre se habla de la feminización de la pobreza, pero no de la feminización del trabajo: allí reside nuestra fuerza en la sociedad para hacer temblar desde los cimientos este sistema.
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