Adultos mayores: ¿Cuidados especiales o discriminación encubierta?
Desde el Frente Grande Campana señalan que los adultos mayores se encuentran entre la falta de políticas públicas de cuidado y el prejuicio, y que la TV Pública puede aportar a la contención y desarrollo de este sector.
A raíz de la normativa que establecía que a partir del lunes 20 de abril las personas mayores de 70 años residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), necesitarían un “permiso especial” para poder salir de sus casas durante la vigencia de la cuarentena, y de los cuestionamientos que la misma generó entre numerosos profesionales, especialistas en gerontología, derecho, psicología y los mismos afectados, el gobierno porteño acató un fallo judicial para dejar sin efecto dicha norma. La misma agregaba una restricción exclusiva para las personas adultas mayores, adicional a las que ya están vigentes para la población en general, en cuanto a la circulación en la vía pública.
Mireya Ribas Medal, titular de la Secretaría de Inclusión Social del Frente Grande Campana, puntualizó que “en cuanto a los posicionamientos negativos que se originaron a partir de conocer la medida porteña, si bien hay coincidencia en que procuraría proteger a una franja etaria que podría verse particularmente afectada por el Covid-19, se ha cuestionado la sobreprotección e incluso la infantilización de la población adulta mayor, llegando a plantearse que subyace no solamente un prejuicio respecto de la falta de capacidad reflexiva por parte de la misma, sino una invasión a la privacidad, coartación de la libertad para efectuar elecciones y hasta un posible efecto de segregación y discriminación negativa“
“Se dejaría entrever que actividades distintas al cobro de jubilación o aplicación de vacunas estarían fuera de interés o de alcance de los adultos mayores, dejando de lado actos como elegir por sí mismos los productos a consumir, caminar, estar al sol y socializar en la medida de lo posible y saludable, acciones igualmente deseables para sostener la calidad de vida, independientemente de la edad de cualquier persona“ aseguró Ribas Medal.
En la prensa local del domingo 19 de abril se destaca que la Municipalidad de Campana cuenta con el programa “Acá estoy”, cuyo objetivo es ayudar a adultos mayores a realizar compras esenciales y también acompañarlos mediante un llamado telefónico atendido por voluntarios del programa Campana Joven. Al respecto, Ribas Medal sostiene que “esta propuesta aparece como en sintonía con la de CABA, “Mayores Cuidados”, que permanece vigente. Resulta llamativo que los programas implementados solo tengan su beneficiario en la figura del “adulto mayor”, a quien parecería que, por su edad, se presupone falto de condiciones para auto valerse. Cabe preguntarse, qué concepciones de ciclo vital, envejecimiento, autonomía relativa, necesidades a satisfacer en términos de derechos humanos esconden o revelan este tipo de medidas o programas? ¿Qué sujeto se pretende construir desde las políticas públicas de corte asistencialista como destinatario/beneficiario de las mismas y cuál es su validez, si no se han diseñado escuchando sus deseos, necesidades, capacidades, involucramiento?''
''Hay que definir el concepto de viejismo: se trata de un conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos en función de su edad. Uno de los prejuicios más comunes es el que sostiene que son todos enfermos o discapacitados, es decir, se encontrarían en una situación de vulnerabilidad tal que les impide valerse por sí mismos. No está de más decir que este tipo de prejuicios se sostiene culturalmente, por lo que es función de la sociedad ir cuestionándolos. Si no se los cuestiona, se los refuerza'', continuó la dirigente.
“En este marco, analizamos que al direccionar la asistencia hacia personas adultas, se da por supuesto que todas ellas requieren tutela para recordar la importancia del cuidado de su salud y la vigencia de la cuarentena obligatoria. Se asume que los viejos no sabrán manejarse, que habrán olvidado las recomendaciones o, simplemente, su aislamiento interior debido a su vulnerabilidad, les hará propensos a correr riesgos. Se olvida que sí sabrán cuándo solicitar asistencia en caso de necesitarla, que serán criteriosos para cuidar de sí mismos y de otros, y que poseen apego por la vida y conocimiento sobre cómo preservarla para sí y para quienes les siguen en la genealogía'', agregó.
Para cerrar, Ribas Medal señaló que ''Si bien es razonable tener en cuenta que existen personas que al envejecer pueden estar aquejadas de alguna patología o angustia ante la realidad, no es menos acertado considerar su constante búsqueda de equilibrio a partir de la pulsión amorosa, la posibilidad de brindar al resto de las personas sus historias y experiencias de vida, la capacidad de transmitir a las siguientes generaciones el apego a los proyectos que proporcionen satisfacción. Por lo dicho, las políticas de cuidado significativas para la edad adulta deben tener en cuenta la concepción de que se trata de personas cuyo derecho a la vida, autoestima, intimidad, desarrollo de una vida libre de violencias y respeto por sus libertades y particularidades, debe ser considerado inalienable”
Qué hacer Ribas Medal afirma que algunas propuestas podrían ser pensar en espacios destinados a actividades que las personas adultas mayores puedan acceder sin depender de las redes sociales, facilitadas por los medios masivos estatales: ''De la misma manera que la Televisión Pública destina parte de su programación a difundir programas para los distintos niveles educativos, también podría intercalar sesiones con ejercicios accesibles, tanto físicos como de destreza mental y de habilidad manual, que podrían ser beneficiosos para toda la población en general'', explicó.
''Se considera que cualquier política pública en relación con los cuidados hacia las personas adultas mayores deben pensarse, revisarse, reflexionarse, dotarse de recursos y comunicarse precisando en qué concepción se basan, qué mirada sostienen hacia lo que significa ser una persona mayor y sujeto de Drecho, sobre el envejecimiento y sobre el rol supuesto y esperado respecto de quien se constituye, al mismo tiempo, destinatario y sujeto de dicha política'', agregó.
''Valorar las enseñanzas y tradiciones que los viejos transmiten es parte de la riqueza de la sociedad, por lo que debe considerarse uno de los recursos a conservar de manera permanente“ concluyó Ribas Medal.
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