Créditos UVA en tiempos de Macri: la estafa del Siglo (por Carla Navazzotti)
Tengo cosas que hacer. Proyectos, cosas personales, debería ponerme a estudiar de nuevo (pienso) porque creo que debo mantenerme actualizada, pero no me puedo concentrar. Hablo con una amiga, la veo procupada. “No llego a pagar el crédito UVA Car…”; me dice. Hace unos días charlando con otra amiga recuerdo que me comentó que usa casi todo su sueldo para pagar el crédito, que el padre le da una mano para comprar la comida, porque no llega.
Aún recuerdo las palabras de Carrió: “el dólar se va a quedar en $23”. O las palabras de Macri: “la inflación es lo más fácil de bajar, si no la bajamos eso demuestra nuestra incapacidad para gobernar”. Vuelvo a los libros cada tanto, pienso: ¿estoy tan loca? ¿Qué parte de cuando vi en la facu los tipos de flotación del dólar, de los intereses en los créditos para reducir el dinero circulante, bajar el consumo y todo eso no entendí? Recuerdo las discusiones que se armaban en clase con ese profesor, que venía con el librito neoliberal bajo el brazo y hablaba mal del “cepo” y de todo eso (me encantaría hablar hoy con él y saber qué piensa de éste “control cambiario”). Recuerdo a ese profesor diciendo, “a Keynes no lo vamos a ver porque es una pavada”. No, no es una pavada, le dije, es el tipo que sacó adelante a Inglaterra después de la Guerra, incentivando el consumo interno, generando empleo con la Obra Pública, incrementando el gasto público, ampliando el Estado (ese que los neoliberales quieren achicar y ajustar todo el tiempo)… Al final, ¡los ingleses eran todos peronistas! O les gustó mucho el proteccionismo y el Estado Interventor, o definitivamente no eran tontos...
Pienso todo esto, y también pienso que todos los que leímos el mismo libro coincidimos en que Macri sabía lo que iba a pasar. Entonces si lo sabía, ¿para qué hizo asumir créditos impagables a los pequeños ahorristas? Creo que han llevado adelante la estafa más grande de la historia. Otra vez estafaron al pueblo, a la clase media. A la parejita que se quería hacer su casita, o comprarse el auto nuevo, a los profesionales que querían hacer un posgrado (casi caigo en ese error, estuve a punto de sacar un crédito para pagar un posgrado, pero le dije al chico del banco “con tasa variable, ni loca”).
Faltan pocos meses para el cambio de gobierno, y el niño bien y caprichoso que es Mauricio (y que es Macri) parece estar salido de eje. Debe ser la falta de costumbre a fracasar (desde niños es bueno ir aprendiendo a perder, pero los niños bien no suelen estar acostumbrados). Nos levantamos todos los días temblando, pensando qué nueva resolución va a tomar este hombre para complicarnos la vida aún más.
“Y hay gente que todavía les cree…”; me dicen por ahí. Yo creo que a esa gente hay que contarles y explicarles, no nos tenemos que enojar entre nosotros. Hay que explicar más, porque después de todo, ¿a cuantos alumnos habrá enganchado ese profesor con su librito neoliberal? ¿Cuantos le habrán creído?. Ese librito lo leímos much@s, pero ¿cuántos somos much@s? ¿Cuántos podemos elaborar pensamiento crítico al respecto?
El problema no son los que no entienden, el problema acá son los que entienden demasiado y llevan adelante este plan siniestro y sistemático de estafar a todo un pueblo. Nunca explicó Macri en el 2016, cuando lanzó los créditos con bombos y platillos, que iban de la mano de la inflación (que es la más alta registrada desde los 90'). Por el contrario, aseguraba que la inflación bajaría a ''un dígito''.
Algún filósofo insistía en que el único momento en que el ciudadano es realmente libre y capaz de ejercer la Democracia es en el momento de poner el voto en la urna. Luego queda sujeto a las decisiones de quien lo gobierne. Hoy nos toca este mal trago. Espero que podamos preparar a la gente de aquí en más para entender qué es lo que están votando. La mayoría de las estafas se dan por falta de información, la información y el conocimiento nos hacen poderosos y capaces de ejercer esa Democracia con todas las fuerzas.
Leé más notas de Carla Navazzotti ACÁ.
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